Hubo un gran número de retos que enfrente mientras construía la empresa. Uno de los retos más grandes y estresantes, fue que crecí muy rápido. Uno de los clásicos errores de negocios fue que creía que simplemente teniendo más empleados y más trabajo, todo iba a funcionar bien. Bueno, esa no es la manera de la que trabaja. Teóricamente sí, pero realísticamente no, ya que todos deben de ser entrenados y supervisados. Además de la estructura general de la organización simplemente no estaba establecida. Este error, acumulado con muchos otros errores menores que cometí, pudo fácilmente ponerme fuera de negocios si no hubiese encontrado ayuda rápido. Por no haber tenido la perspectiva como dueña de negocios, desde la perspectiva corporativa, sobre las pólizas y procedimientos y el manejo diario de la empresa, lo hubiera perdido todo. Pensaba que simplemente por ser una excelente vendedora podía correr una empresa, esto no era verdad. Tuve que aprender a ser empresaria, capacitarme y aprender a liderar y manejar a mis empleados. Contratar y entrenar a los empleados no era algo que pensé que terminaría haciendo, pero sin el conocimiento o entrenamiento no había manera de que hubiese podido comprender todo lo que implica hacer todo esto. Al convertirse en dueña de mi empresa, me había dado esencialmente un incremento financiero, pero además, la posición adicional de recursos humanos, rol ejecutivo del desarrollo estratégico y planeación, servicio al cliente, finanzas, y la lista continúa. Yo únicamente quería vender más, hacer aquello para lo cual era buena y generar más ingresos, estar a cargo de todo. Tuve que aprender cómo crecer y monitorear los resultados aprendiendo cómo ver la empresa desde una perspectiva empresarial no únicamente desde la perspectiva de una vendedora. Si no hubiese buscado la ayuda de mentores, estoy convencida de que hubiese fracasado en el primer año de haber abierto la empresa.
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